MADRID
Ruta Madrid-Tokio

A bordo del primer avión español a Japón en cuatro años: un hito que despide el covid y un tartar de toro por Ugo Chan para celebrar

La aerolínea española Iberia reabre la única conexión directa entre la capital y el país nipón

Un cartel en la carretera del aeropuerto anuncia la reapertura de la línea directa a Tokio.
Un cartel en la carretera del aeropuerto anuncia la reapertura de la línea directa a Tokio.R. DÍAZ
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El revuelo elevado al cubo en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas ya se intuía desde la carretera, con la DGT, incluso, advirtiendo en sus paneles de la que se avecinaba: Iberia ha reinaugurado el vuelo directo a Tokio desde Madrid. Abróchense los cinturones. "Es un hito", "una gran noticia", "un paso clave", "la palanca perfecta", "una apuesta arriesgada". Así repartió alabanzas la delegación compuesta por 67 figuras claves del sector turístico español y madrileño, ya antes del despegue. Este domingo, a las 11.55 horas, se reestableció la única conexión directa entre España y Japón, rota por la pandemia durante cuatro años.

El regreso se vivió como una fiesta mayor, como una cita de Tinder para alcanzar 11.000 kilómetros juntos. Pero no de las alocadas, pese a los 352 pasajeros, lleno, que acudieron al estreno "con ganas de volver", "con ilusión, porque no sabía que era el primero y emociona aún más", sino de las cuidadas al detalle. Conjurándose casi en un guiño a esos mimo y respeto tan de la cultura nipona, ya de nuevo vecina, 14 horas surcando el aire mediante. Veamos cómo transcurre el experimento.

La algarabía en la cola de embarque era un anuncio de la ocasión singular, y clave para el negocio turístico. Con invitados business y premium obsequiados con dorayakis -esos pastelitos tan de Doraemon-, con recién casados "tras cuatro meses esperando para este vuelo", con viajeros en soledad que tripitían el ansiado destino o una veintena de discretos japoneses de vuelta a casa, entre la melodía de dos compatriotas en kimono, acariciando el koto, instrumento tradicional, y bajo una pérgola de flores de cerezo en plena Terminal 4. "Desde el momento que pisas Japón, alucinas completamente. Es una cultura de muchos contrastes con la nuestra y eso hace más mágico este viaje", afirmaba Héctor Coronel, director de Turismo del Ayuntamiento de Madrid, un "apasionado" de las costumbres del Lejano Oriente.

Y preparado junto a Luis Martín Izquierdo, viceconsejero de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid, para recuperar en una semana a ese turista asiático, "el mercado pendiente" en la región. "Es la guinda", sostenía el número 2. "Por fin se ha superado cualquier excepcionalidad que vinculábamos a la pandemia. Este vuelo se perdió y se hizo un gran esfuerzo por Iberia y Turismo de Madrid. Era el único que nos quedaba por recuperar", explicaba. Ahora sí, adiós al Covid. También sabedor de que "Japón es otro universo" y dispuesto a "entender y ver cómo se comportan" los nipones, en pos de la oportunidad turística. "Estamos convencidos de que a finales de 2024 ya se recuperarán las cifras de 2019".

El vuelo de Iberia, antes de despegar.
El vuelo de Iberia, antes de despegar.R. D.

Con "cuaderno y bolígrafo" a cuestas, como muestra de la ventura, se embarcaba también Juan Antonio Aparicio, presidente de Hostelería Madrid y vicepresidente de Hotelería España, primerizo aplicado en Japón. Reina la ambición y las expectativas triunfales de 100 millones de euros para el PIB de ambos países, tras este vuelo de Iberia que, ante la dirección de los vientos y el cierre ruso de su espacio aéreo, da la vuelta al mundo entre ida y regreso, en un ir permanente siempre hacia el Este. "Quiero tomar nota de las sensaciones gastronómicas y ver cómo gestionan los establecimientos en una ciudad como Tokio, con una densidad increíble", adelantaba Aparicio de su puesta de largo en Tokio, repleta de reuniones con asociaciones japonesas de gastronomía, "para ver cómo podemos hacer ese intercambio cultural".

El guante se lo toma el chef Ugo Chan, que desplegó un show cooking, con emplatado comensal a comensal, de uno de sus platos estrella en su cocina del barrio de Chamartín. Para alucine del personal, a bordo del Airbus A350 de última generación, comandado por Antonio González-Montagut, jefe de pilotos de la aerolínea, con otros tres timoneles a los mandos.

"Como me gusta la guerra, qué sentido tenía si no para esta inauguración, vamos a servir un tartar de toro de atún con caviar y crema de alcachofas, para ver si trae suerte", lanzaba el chef, con su delantal y los ingredientes a punto, cocinando sobre los carritos de los 10 tripulantes de cabina. "Este vuelo ya lo cogía mi abuelo en los años 80, a mí me llaman Ugo Chan por él, cuando no era tan común viajar. Me trae muchos recuerdos, y porque las veces que he estado en Japón he sido tremendamente feliz. He visto su mentalidad y cómo son capaces de sublimar lo cotidiano. Es el país de los pequeños detalles".

El chef Hugo Chan, en pleno vuelo sirviendo uno de sus platos.
El chef Hugo Chan, en pleno vuelo sirviendo uno de sus platos.R. D.

Justo lo que la compañía aérea ha singularizado en esta reapertura: con pergaminos de caligrafía japonesa de los nombres de cada pasajero y mensajes en tres idiomas del comandante y tripulación, ante "el día especial y el paso importante". Mientras, sobrevuelan 14 países y turbulencias hacia el destino número 142 de Iberia y los viajeros aplauden a Ugo Chan, que celebra triunfal, brazo en alto, el homenaje al francés Joël Robuchon, el cocinero, ya fallecido, con más estrellas Michelin. Atrevimiento culinario en el aire.

"Somos bastante fans. Nos encanta su comida y su restaurante", comentan Jimena Moreno y Álvaro Mesonero, de 29 y 33 años, "locos del sushi y de la arquitectura nipona", con cita semanal a los japoneses madrileños. "Nos conocemos todos los de la ciudad", reconocen. Él, arquitecto y ella, gestora de una plataforma de salud mental. Por supuesto, no fallan al de Ugo Chan, al que acuden a saludar, ante la aparición por sorpresa. "Nos está pareciendo súper especial este vuelo". Retrasaron la luna de miel tras su boda en junio, animados por la meteorología y la conexión directa "más cómoda" de Iberia, y visitarán Tokio, Kyoto, Kanafawa y Osaka durante 14 días.

Foto de autoridades, a la llegada a Tokio.
Foto de autoridades, a la llegada a Tokio.R. D.

Otra ruta disfrutará Raúl Holgado, de 44 años e ingeniero de Airbus, por tercera vez hacia su "pais favorito" y emocionado, además, ya sólo con el vuelo: "Este avión es de lo más moderno que hay, por aerodinámica y seguridad. Es un modelo para el que he trabajado; me encanta". Tanto como el ramen, que probó en su debut en Japón cuando aún no se preparaba en España, allá por 2016. Pisó el país asiático otra vez en 2019, justo antes de su férreo cierre y, ahora, esperó un año a este enlace directo y ya prepara cuarto viaje por el Kumano Kodo, "una especie de Camino de Santiago hermanado". Con galones viajeros, proclama: "Japón está de moda".

¿Y qué piensan los otros protagonistas de la historia? Mitsuko Toyata, Hidenori Tanaka y Rika Tanabe son los tres tripulantes que se desviven por los japoneses a bordo. La veterana "gran reserva", Mitsuko, de 60 años y nacida en Kobe (Japón), que ya volaba en los Jumbo de 1988 a 1998, vive con "mucho cariño y muy ilusionada" el reinicio. "Ahora sobre todo los españoles están interesados en el mundo japonés. Quiero llevar muchos turistas para que vean qué maravilla es mi país". A ello se afana desde 1991, en su primera vez con Iberia, cuando la embarcaban para aliviar a los viajeros japoneses de su confusión. "¿Españoles? ¿Me he equivocado de avión?", recuerda de los valientes de entonces, pues se compartía nave con Japan Airliness. "A los japoneses les atrae mucho la cultura española. Hay un boom de escuelas de flamenco allí y nos gusta mucho la guitarra española, Goya, Picasso, Gaudí, la comida, paella, tapas... Somos muy curiosos y sabemos mucho de España", sonríe entre el ajetreo en cabina.

Comprobado, el match era ineludible. La ruta más larga de Iberia es un festejo y el experimento se completa antes de lo previsto: 13 horas y 35 minutos, más recibimiento con cortina de agua en bautismo al avión. Con foto de familia de altos cargos, mientras Marcos Sansavini, CEO de Iberia, escribe su deseo en un Daruma, "un vuelo al día", junto a Hisae Sogo, la directora del Aeropuerto de Narita. Aterrizamos, irasshaimase.

PD.: Si algún pasajero del vuelo inaugural del domingo, más allá de los miembros de la tripulación, tuviese la ocurrencia de pasar sólo 100 minutos en Tokio -parece un título de película- y tomase el primer vuelo de regreso a Madrid, estaría en la T4 a las 19.45 horas de este mismo lunes. Habría dado la vuelta al mundo en 30 horas por los aires (14 de ida, 16 de vuelta), con 100 minutos para estirar las piernas, en Japón.